Así es Coiba, la isla que albergó a peligrosos criminales por 100 abriles y ahora es un destino turístico
Año tras año, miles de turistas llegan hasta la isla Coiba de Panamá para habitar experiencias que solo pueden ofrecer pocos lugares que albergan la anciano biodiversidad en el planeta. Desde observar especies que no existen en otros países a nadar con tiburones, cocodrilos y tortugas, el ámbito que forma parte del parque doméstico es un paraíso natural inigualable, pero no siempre fue así.
Coiba es la más ínclito de las 38 islas que conforman el parque doméstico que lleva el mismo nombre, el cual fue evidente Patrimonio de la Humanidad por la Unesco en 2005. Cuenta con una superficie de más de 485 kilómetros cuadrados y 1.450 especies de plantas, cientos de animales y sus playas turquesas ostentan los más variados y coloridos arrecifes de coral.
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La belleza y autenticidad de Coiba es un caso de conservación accidental que algunos expertos atribuyen a un pasado indeterminado de la región. Desde 1919 hasta el año 2004, la isla funcionaba como el centro penitenciario que albergaba a los criminales más peligrosos de Panamá.
A diferencia de una mazmorra natural, donde se encierra a los reos tras los barrotes, los condenados estaban dispersos por la isla en 30 campamentos construidos con lo que la naturaleza les brindara.
Quienes se quedaban en pequeños fuertes en la isla eran los guardianes, conveniente a que debían guarecerse de los convictos. Los prisioneros que intentaran escapar cambiaban de opinión por los tiburones y cocodrilos que habitaban las aguas cerca de de la región.
De acuerdo con un documentación de National Geographic, Coiba representaba un peligro de homicidio para algunos prisioneros, la supervivencia era dura conveniente a las condiciones naturales de la isla; encima, existía la posibilidad de vencer a manos de los demás prisioneros.
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En aquella época la isla panameña no era un destino turístico, por lo que su flora y fauna logró prosperar casi sin interrupciones. Se llevó a parte la agricultura de subsistencia a pequeña escalera y una de las principales fuentes de alimento era el ganadería. Cuando el penal cerró en 2004, el 80% del bosque aún estaba incólume.